¿Cuál es el futuro del gas natural en México?

El gas natural ha ganado terreno como combustible, desplazando a otros combustibles fósiles debido a las características que lo distinguen, tanto en propiedades como en su aplicación en la industria, hogar y como combustible vehicular. Así, es reconocido como una de las fuentes de energía por combustión con menor impacto ambiental.

Actualmente, la producción nacional de gas natural es insuficiente para solventar las necesidades de consumo, por lo que es necesario importarlo y el proveedor principal es Estados Unidos. La razón es aprovechar sus precios reducidos frente a otros proveedores y la cercanía geográfica, que permite la importación mediante ductos.

Esta ventaja de importación produce una reducción en los incentivos para la extracción de gas en nuestro país, el cual pese a contar con reservas considerables de gas natural, ve limitada su extracción por las deficiencias en cuanto a infraestructura, lo que también afecta la capacidad de transporte y almacenamiento.

Sin embargo, al existir un abastecimiento estable de gas natural, permite incrementar paulatinamente su uso, actualmente dedicado a la producción de electricidad seguido del sector petrolero, industrial y vehicular. Es precisamente en estos dos últimos rublos donde su aplicación tiene una ventana de oportunidad por las ventajas del gas natural.

Cuando se emplea en automotores se le denomina Gas Natural Vehicular o GNV, sometiéndose a una presión suficiente para que un tanque instalado en un vehículo pueda almacenar un volumen suficiente para dotarlo de autonomía, tal como se haría con un automotor a gasolina o diésel.

Si el vehículo no es de origen a gas natural, la conversión implica la ventaja adicional de poder mantener el sistema a combustible líquido, con lo que se tiene mayor flexibilidad y un mayor alcance y rendimiento. Además, los tanques para GNV son mucho más resistentes que los depósitos de gasolina.

El emplear GNV brinda ventajas, como un menor costo respecto a la gasolina o diésel, una menor generación de residuos, que resulta en menores gastos de mantenimiento del vehículo prolongando su tiempo de vida. Además, emisiones de CO y NO se reducen en altos porcentajes, y el CO2 también se ve reducido.

En cuanto a su uso en la industria, el gas natural es el combustible preferido y se proyecta que su demanda aumente un 2.8 % anual, con una red de distribución por gasoductos en desarrollo y servicios de transporte que permiten que llegue hasta donde el cliente lo requiera.

Para el 2022 se proyecta que tendrá una demanda de 64 % en la industria, por lo que desplazará aún más a combustibles como el coque, el carbón o el diésel. Por otro lado, la menor contaminación del gas natural juega un papel importante: genera solo 10 % de la generada por el carbón.

En todas sus aplicaciones se cuenta con la ventaja de la seguridad, y en caso de fuga se disipa con rapidez dado que es más ligero que el aire, por lo que no se acumulará. Esto puede evitar una gran cantidad de accidentes a diferencia de otros combustibles.